Lo más importante es tratar de eliminar el dolor y eso puede conseguirse de forma rápida empleando los siguientes tratamientos:
Corticoides: Se administran dentro de la articulación mediante una infiltración, siendo especialmente útiles en el caso de pacientes que presentan signos de inflamación. Su uso se recomienda de manera puntual, ya que se ha demostrado que a largo plazo deteriora el cartílago articular.
Ácido Hialurónico: Se infiltra dentro de la articulación y permite un alivio sintomático gracias a su efecto lubricante.
Factores de Crecimiento Plaquetario: Se trata de una técnica biológica que consiste en extraer una muestra de sangre del paciente que posteriormente se somete a un proceso de centrifugación. Este proceso, permite la separación de sus componentes y la obtención de Plasma Rico en Plaquetas (PRP), que contiene las proteínas responsables de la reparación y regeneración de los tejidos y hueso.
Por último, la porción de plasma rico en factores de crecimiento se infiltra en la zona a tratar. Los últimos ensayos clínicos avalan el uso de factores de crecimiento plaquetario para tratar la artrosis de rodilla de forma eficaz, ya que consiguen retrasar su desarrollo, logrando así mejorar la calidad de vida de los pacientes